domingo, 23 de noviembre de 2008

Aquellos carteros en bicicleta


Soy un nostálgico de aquellos repartidores del servicio de Correos en bicicleta, con sus chaquetas de botones dorados y amplios bolsillos y sus gorras grises con visera y el logo de Correos.

Y que decir de sus bicicletas con su letrero amarillo y rojo incrustado entre los tubos superior y transversal con el letrero de “Correos”. Qué bonito lucía. Qué diferente la hacía de las demás bicicletas. Fue una auténtica "bicicleta pública", pero no con el sentido que ahora tiene este término, sino porque era usada por una entidad entonces netamente pública, siendo además cada bicicleta compartida por varios repartidores en muchos de los casos.

Siempre pensé que estos carteros tenían mucha suerte, pues montaban en bici mientras trabajaban. Seguramente la realidad era muy diferente (frío, lluvia, nieve...), pero aquella idea infantil ya no me la puede robar nadie.

Ahora, al imaginar que muchas de las cartas que yo envié cuando era bien joven viajaron combinando tren y bicicleta (en tren en el furgón de correos hasta la estación en la que los carteros de pueblo recogían las sacas), me arrepiento de no haber enviado más cartas, pero aún así me maravillo por lo bien transportadas que fueron las que envié.

Estas bicicletas dejaron de utilizarse oficialmente en la década de los 70. Pero no fue corto el periplo de los carteros españoles y la bicicleta, comenzó nada menos que en 1894.

El uso de la bicicleta para el reparto era algo muy habitual en los países de nuestro entorno también. Algunos países siguieron usándola después de los años 70 y hasta ahora, aunque han ido modernizando las bicicletas, las alforjas y los cestos. Francia ha sido un ejemplo con una enorme flota de funcionarios de correos en bicicleta a mediados del siglo XX, que quedaron inmortalizados por Jacques Tati en la película "Día de fiesta", o en esta foto de Gilles Caron del mayo del 68.


Tras treinta años de abandono del reparto oficial en bici en nuestro país, ahora están sacando unas bicicletas nuevas para que algunos repartidores en España hagan su trabajo en este medio de transporte. Son bastante diferentes a las que se vienen usando en otros países. Estas últimas no son eléctricas y, desde luego, los carteros no llevan esos cascos tan estratosféricos como les quieren poner a los carteros españoles, que me parece que los de Correos en España se han pasado. En cualquier caso facilitará los desplazamientos a los repartidores que ahora van andando y sería una magnífica alternativa para algunos que, pese a no llevar tanto volumen de entrega siguen yendo en coche o moto, pues lo tienen complicado muchas veces para aparcar y desde luego van contaminando.


En el año 2006, durante una ruta cicloturista por Cantabria, al pasar por un pueblo llamado Villacarriedo vi una de esas bicis de Correos antiguas en la puerta de un bar, sin atar ni nada. Me paré a mirarla (más bien a disfrutarla). Estaba en muy buenas condiciones, parecía una joya abandonada sobre los adoquines de la acera, apoyada en una pared de cal descascarillada que la desmerecía de tan bonita que era la bicicleta. Con ese manillar de paseo, sin marchas, ese faro enorme que les daba ese aspecto de cíclope, ese transportín que habrá llevado tantas cartas de amor, tantos recuerdos, tantas memorias. Parecía toda ella una escultura.

En esas que salió el dueño, Joaquín, y me contó que se había jubilado en Correos un año antes y que al irse le regalaron la bici que había estado usando para hacer el reparto hasta el mismo día de su jubilación. Porque hay que entender que esas bicis pertenecían a Correos, no a los carteros.

Se la regalaron, más que nada, porque nadie más la iba a usar, y él ha seguido utilizándola, una vez jubilado, para sus desplazamientos habituales. Yo le entiendo. Habían sido 35 años junto a su compañera. Hay cosas que uno odia del trabajo, pero hay otras que son parte de ti, que hacen incluso más agradable la jornada laboral.

Nadie diría que el cartero tenía una edad como para jubilarse, parecía más cerca de tener cincuenta y pocos que sesenta y pico años. Y es que el uso de la bicicleta rejuvenece. No conozco un ciclista habitual que parezca tener la edad que tiene, todos aparentan menos, como las bicis de los carteros, que muchas de ellas siguen activas. Y es que algo de nuestras bicis siempre se nos pega.




miércoles, 19 de noviembre de 2008

La crisis no afecta tanto a la bici


Ya hablé en otra entrada del aumento del uso de la bici en el mundo. Pero hay nuevas cifras que siguen siendo tan esperanzadoras como las anteriores. Ahora ya se empieza a hablar de una clara caída en la venta de coches, mientras las bicis se mueven en el sentido contrario.

Según la web para los profesionales de la bicicleta Bike Europe continúa el aumento de las ventas de bicis en España. Pese a la crisis, la venta de bicicletas sigue subiendo poco a poco en la mayor parte de los países, entre otros en España.

La venta de bicicleta deportiva en nuestro país se mantiene en los mismos niveles, pero la bicicleta de ciudad y la plegable va creciendo.

El año pasado se superó el millón de bicicletas vendidas, rompiendo esa barrera a la que poco a poco se había ido acercando el mercado y que ahora se ha superado con creces.

Aún así, algunos expertos aseguran que al llegar lo peor de la crisis se notará también en la venta de bicicletas y es posible que dichas ventas decaigan muy ligeramente.

Eso está por ver. Algunos pensamos que lo va a decaer es el uso de los vehículos particulares motorizados y contaminantes, y que las bicis pueden en muchos casos ser esa alternativa que fue ya en la anterior crisis seria, la del año 1973. Seguro que el crecimiento no será tan grande como el de los últimos años, pero la realidad se impondrá y estas ventas (y por lo tanto su uso, que es lo que a muchos nos importa) seguirán en cualquier caso creciendo y llenando las calles de más y más ciclistas. Ojalá que sea así.

domingo, 26 de octubre de 2008

Las bicis al tren



Ha dado comienzo la campaña de ConBici ¡Bicis al Tren! Esta campaña pretende concienciar a la sociedad sobre la tremenda importancia de la combinación de dos medios de transporte tan sostenibles como la bicicleta y el ferrocarril, que con una adecuada política de accesibilidad podría ser en este país una auténtica alternativa al uso abusivo del automóvil particular contaminante.
En la acción realizada en Chamartín el día 26 de octubre de 2008 se ha puesto de manifiesto que los ciclistas le dan a esta combinación multimodal una importancia crucial para desplazamientos medios y largos.
Los ciclistas son unos aliados del ferrocarril, no unos enemigos de este importante medio de transporte, pero es importante que las compañías ferroviarias se den cuenta de que el uso de la bicicleta está creciendo de manera importante en nuestro entorno y hay que adecuarse a los tiempos.

sábado, 18 de octubre de 2008

La bici baja los humos a la ciudad


Bajo ese título se ha publicado un extenso artículo en el último número de la revista Tráfico y Seguridad Vial, editada por la Dirección General de Tráfico (DGT).

Me parece un excelente artículo, en el que simplemente con el trato que da a la bicicleta se la está integrando como lo que es: un medio de transporte más. Que esto se diga en una revista que edita la DGT y que tiene una tirada de 350.000 ejemplares, no hace sino añadir una vez más la importancia que este medio de transporte está llegando a tener en el ámbito de la movilidad cotidiana.

En el texto del artículo se da un completo repaso a las ventajas de la bicicleta, así como a las opiniones de varias personas, entre ellas Josu Benaito (Ayuntamiento de San Sebastián), Alfonso Sanz (Gea21), Paco Segura (Ecologistas en Acción), Ignacio Ramos (Fundación Movilidad) y un largo etcétera entre en el que me encuentro yo mismo. Por cierto, para los que no me conozcáis, el ciclista de la foto de inicio (integrado entre coches, motos y autobuses) soy yo mismo. Una excelente foto, no por el ciclista, desde luego, sino por el fotógrafo que hizo un fantástico trabajo.

La infografía y los apartados dentro del artículo merecen otra mención especial aparte. En uno de ellos se destaca lo que ganaríamos si un tercio de los viajes en coche se pasaran a hacer en bici, En otro se habla del Bicing. Otro más compara el número de personas que circula cada hora por un espacio de 3,5 m. de ancho en medio urbano según el medio de transporte que se usa. En otro más, una comparativa de medios de transporte, en el que gana la bicicleta de calle. Una interesante comparativa para un desplazamiento idéntico en personas/kilómetro, mostrando el uso de espacio, el consumo de energía, el riesgo de accidente... También un apartado muy interesante que muestra datos concluyentes a favor de los beneficios físicos del uso de la bicicleta.

Hay tres apartados de tres personajes: Pascuala Peñas, empresaria de Lorca (Murcia); Juan Martínez, ingeniero de Almería; y yo mismo, explicando el desplazamiento multimodal que realizo cada día para ir al trabajo

Recomiendo pues profundamente la lectura de este artículo. Para quienes no tenéis acceso a la revista, lo podéis también ver en pdf aquí.



miércoles, 8 de octubre de 2008

El pasado se empeña en ser futuro



Cuando en los años 60 la bicicleta perdió en Europa su papel como medio de transporte, relegada por el empuje de la industria automovilística a ser un mero utensilio deportivo, nadie se imaginaba que al cabo del tiempo fuera a comenzar a ser considerada de nuevo como un medio de transporte más. Pero aún menos personas se hubieran podido imaginar que al inicio del siglo XXI las bicicletas fueran a tener el protagonismo que tienen ahora y que va creciendo. Ese siglo XXI tan futurista, en el que se pensaba no hace tanto que íbamos a ir todos vestidos con trajes de colores plateados y en el que los automóviles iban a ir por el aire, vehículos que iban a ser casi tan inteligentes como puede llegar a serlo el ser humano, pero que en realidad han demostrado ser tan estúpidos y peligrosos como un mono con una pistola.


En este siglo XXI las bicicletas van a ser parte importante del futuro para los desplazamientos urbanos cotidianos. La bicicleta, algo que ya se consideraba pasado, sin embargo emerge tozudamente como una de las mejores alternativas para moverse por la ciudad. ¿Alternativa? No, si estamos hablando del pasado no deberíamos hablar de alternativa, pues ya fue una realidad. Digamos… resurrección.


Las bicicletas han vuelto para quedarse. El sueño perfecto del vehículo motorizado particular como medio de transporte urbano masivo ha durado relativamente poco en la historia, aunque a algunos nos ha acompañado por desgracia en toda nuestra existencia, dejando a su paso muertes, contaminación, ruido y tantas otras cosas.


El automóvil no es adecuado para la ciudad, por mucho que se empeñen a hacérnoslo creer los publicistas pagados suculentamente por las compañías automovilísticas. El coche es la antítesis a la sostenibilidad urbana. Una ciudad necesita espacios libres para la estancia, silencio para hablar con los semejantes, aire limpio al ser el lugar en el que pasamos la mayor parte de nuestra vida… y todo eso no sólo no lo da el coche particular, sino que se lo roba impunemente a todos para un mal entendido placer de unos pocos.


Y durante mucho tiempo lo hemos permitido. No se sabe muy bien cómo, pero lo hemos permitido. Ahora ya no. Hemos dicho BASTA y hemos decidido devolvernos la ciudad a nosotros mismos. Por eso hemos comenzado a utilizar la bicicleta, cada vez más personas, sin mucho apoyo, sin mucha decisión, pero con el poder del sentido común. Hemos tomado las calles y nos hemos hecho el favor a nosotros y al resto de la ciudadanía de hacer un poco más habitable el lugar en el que vivimos, sin grandes esfuerzos, mejorando nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro medio ambiente.


Hemos hecho un auténtico retorno al futuro.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Manual para nuevos usuarios de bicicleta

En un artículo publicado en soitu.es, llamado "La bici en la ciudad: manual de instrucciones" en el que yo mismo he colaborado, se muestran unas pequeñas pistas para animar a usar la bicicleta en la ciudad, sobre todo en el sentido de intentar desmitificar algunas de las excusas que algunas personas utilizan para no llevar a cabo este uso tan sencillo y práctico de la bicicleta por nuestras urbes. Este artículo está integrado dentro de una campaña llamada "Hartos del coche", que recomiendo.

Una vez metidos en faena y ya dispuestos a circular en bici por la ciudad, es imprescindible leerse unos Consejos de Ciclismo Seguro, para evitar problemas en la conducción urbana de la bicicleta en la ciudad.

domingo, 14 de septiembre de 2008

El chaleco reflectante, ese mito

En la vieja Europa, el continente donde más tiempo se llevan escribiendo leyes, estas leyes se siguen haciendo de una manera un tanto arbitraria.

Según me comentaba una compañera francesa cuando le pregunté cuáles eran las normas de los nuevos y obligatorios chalecos reflectantes para ciclistas para su uso nocturno en Francia, su contestación fue que no hay detalles técnicos claros adjuntos al chaleco obligatorio para ciclistas, sólo tienen que cumplir las normas europeas EN en alta visibilidad, o sea el mismo que es obligatorio para los chalecos de los automovilistas españoles cuando salen de sus automóviles estando en carretera.

El gobierno francés, como tantos otros, quiere dar la impresión de que "hace algo" a favor de la seguridad de los ciclistas. Hacer obligatorio el chaleco reflectante para ciclistas es más fácil que mejorar las exigencias de equipamiento en las bicicletas, que es donde verdaderamente deberían ser obligatorias las reflectancias. Igual que es más fácil obligar al ciclista a llevar casco, en vez de poner los medios para evitar los accidentes.

Cuando los grupos de usuarios franceses les plantearon a los fabricantes franceses sobre la necesidad de mejorar las luces en las bicicletas, dichos fabricantes les contestaron que el (pobre) estandard francés era suficiente. La prioridad de estos fabricantes ahora mismo es mantener los precios lo más bajos posible, para competir con la fabricación china y los supermercados, antes que mejorar la calidad de la iluminación en las bicicletas. Esto nos puede dar unas pistas de por qué las normas de este tipo se las colocan a los ciclistas, en vez de a las bicicletas, es decir, prevalecen razones comerciales a las razones de seguridad.

La opinión que tenemos muchos al respecto de que los reflectantes deberían ser obligatorios en las bicis y no en los ciclistas no es por capricho. Lo primero que se ve desde un coche cuando se va con las luces cortas (las que se usan la mayor parte del tiempo circulando y que dirigen el haz luminoso netamente hacia el suelo) es lo que está abajo (la bicicleta) y lo último que se ve (y a veces sin tiempo para reaccionar) lo que está arriba (el cuerpo del ciclista, o sea el chaleco),

Además de esto están las peculiaridades siguientes que no fueron contempladas al pensar si la reflectancia debería ser obligatoria en el ciclista o en la bicicleta, entre otras:

- Un ciclista con una mochila en la espalda tapa la mayor parte del chaleco reflectante.
- A un ciclista en una bicicleta recostada (cada vez más populares) no se le ve el chaleco.
- A un niño en una sillita de bebé trasera, tampoco se le ve el chaleco.
- Tampoco se le ve el chaleco reflectante a un ciclista que está usando un poncho de lluvia.
- Sin hablar del ciclista que olvida su chaleco reflectante en casa en otra bolsa. La bicicleta no la va a olvidar, y ésta va a llevar, o debería llevar, su reflectante.

Independientemente de esto, quien quiera que lleve además un chaleco reflectante, por supuesto, pero hacerlo obligatorio no subyace una verdadera intención de mejorar la seguridad de los ciclistas.

Estadística sobre uso de las bicicletas en España

En el Estudio realizado por la DGT “Opiniones sobre Seguridad Vial de los Ciudadanos Españoles” realizado sobre un total de 2000 personas en junio de 2006, se desprendían los siguientes datos:

Hay al menos una bicicleta en la cuarta parte de los hogares españoles (el 25%), en algunos hogares incluso más de una. La cifra es, por ejemplo, prácticamente el doble a la de motos que sólo llega al 14%. Sin embargo la percepción es que hay muchas más motos en las calles de nuestras ciudades y carreteras, que bicicletas. ¿Por qué no salen esas bicicletas a la calle?

Según esta misma encuesta, el 3% de los entrevistados asegura conducir habitualmente una bicicleta. Ese mismo porcentaje es el atribuido a las motos, habiendo casi la mitad de motos que de bicicletas. De nuevo nos preguntamos ¿Qué lleva a la gente a no sacar con tanta decisión sus bicicletas a la calle?

En cuanto a sexos, en los hombres son el 4% y en mujeres el 3%, estos datos eran hace unos años más diferenciado, por lo que se percibe que comienza a ser más normal para las mujeres montar en bicicleta, sobre todo en el ámbito urbano y recreativo familiar, esto último por pura percepción visual.

En cuanto a la frecuencia de uso de la bicicleta, del total de los que la utilizan el 38% asegura usarla todos los días, el 11% entre 3 y 5 días a la semana, el 36% los fines de semana y el 15% con menos frecuencia que eso. Hace unos años el uso mayoritario era de sólo los fines de semana, y esto parece ir cambiando, seguramente ayudado por el incremento del uso diario de la bicicleta como medio de transporte habitual. De hecho el 30% de los encuestados asegura que la utiliza para ir a trabajar. Esto es un punto de inflexión pues hasta hace bien poco se achacaba a la bicicleta que su uso era exclusivamente y/o mayoritariamente recreativo y deportivo. Esta tendencia va cambiando, pues sin que el uso recreativo o deportivo parezca decrecer, e incluso en algunos casos se amplia, sin embargo cada vez son más los usuarios que en vez de o además de esos usos, la usa como método de desplazamiento habitual.

En cuanto a los lugares por donde se usa este vehículo, sólo el 2% asegura usarlo por carretera, cifra que se acerca al número de bicicletas de carretera vendidas en nuestro país, que ronda el 5%.

Se deduce con esto que, pese a que el uso deportivo por carretera sea lo que más se ve (por coincidir con el paso de la gente en sus vehículos motorizados también por las carreteras), sin embargo no es ni de lejos el uso más mayoritario.

El mayor porcentaje de ciclistas (38%) la usan por ciudades de tamaño medio (entre 15.000 y 100.000 habitantes), donde las distancias son lo suficientemente grandes para que andar sea disuasorio y se haga más rápido en bicicleta. Contrariamente a esto, en las ciudades más pequeñas (entre 2.000 y 15.000 habitantes) el porcentaje baja hasta el 19%, seguramente porque las distancias son más adecuadas para realizarlas a pie. Por la misma razón, en las poblaciones de menos de 2.000 habitantes, el porcentaje baja al 2%.

En las poblaciones de más de 100.000 habitantes, aunque las distancias son lógicamente mucho mayores que en las demás, el número es de tan sólo el 26%, muy por debajo del 38% de las ciudades de tamaño medio. Me atrevería a decir que estas ciudades grandes tienen muy degradadas las condiciones de conducción para los ciclistas, con una excesiva y preponderante política destinada a desplazarse en coche a todos lados. También se da en algunas de ellas una sustancial mejora de las condiciones de funcionamiento del transporte público, asignatura pendiente en muchas de las ciudades de tamaño medio. Otro condicionante entre las ciudades de tamaño medio y las de tamaño grande, pueden ser las distancias a realizar en bicicleta, que en algunos casos de las ciudades grandes puedan llegar a ser disuasorias para algunos ciclistas. Por ello la importancia de la mejora de la combinación entre la bicicleta y los transportes colectivos en estas ciudades.

Otro dato que parecía chocante, es que el 9% de los entrevistados había tenido algún accidente de tráfico (en cualquier tipo de vehículo) en el último año, ya sea como acompañante o como conductor. Esto de conducir no es nada seguro en este país.

Y por último otro dato que me llamó la atención:

Un 15% de los que no disponen de permiso de conducción utiliza habitualmente una bicicleta para sus desplazamientos. Es un número menor del que imaginaba. Está muy arraigada la idea de que “los de la bici la usan porque no tienen carné y no pueden ir en coche". Pues resulta que el 85% de los que utilizan bicicleta si que tienen ese permiso. Yo soy un ejemplo, sin ir más lejos.

Habrá que ir comparando esta encuesta del 2006 con algunas que se vayan haciendo en años venideros, para ir viendo la evolución de las tendencias.