Durante seis años tuve un coche en propiedad (desde 1985
hasta 1991). En ese último año, debido a que cada vez lo usaba menos y al
aumento de mi conciencia medioambiental, decidí venderlo y, a partir de
entonces, alquilar uno si alguna vez realmente lo necesitaba. Los números eran
contundentes a mi favor al ahorrarme el mantenimiento, la mecánica, ITV, seguro,
impuestos y todos esos costes que hacen que los coches sean unos de los
principales gastos (muchas veces el principal) en una familia. La suma de
varios alquileres de coches al año (para los trayectos que creía
imprescindibles) me suponía, según mis propias cuentas, una cifra que entonces era
cinco veces menor al montante del coche en propiedad (finalmente descubrí que
era incluso menor que eso).
Según este
exhaustivo análisis, el coste de un coche medio durante su vida
útil, sería de 42.707 euros. En el análisis se plantea dicha vida útil en 12
años, que al parecer es la media de vida de un coche según las estadísticas.
Este
otro análisis de Ecologistas en Acción, para mí mucho más completo
al incluir las externalidades del transporte, indica que el coste medio de un
coche en propiedad es aún mayor, nada menos que 54.108 euros.
¿Qué recuerdo de la
venta de mi coche?
Aquel día de marzo de 1991 había quedado con el comprador en
una gasolinera de Pinto, una población del sur de la Comunidad de Madrid. Me llevé
mi bicicleta de carretera dentro del coche y, una vez hecha la entrega del
coche al comprador, me subí a la bici y me hice el recorrido de vuelta a mi
casa montado en ella, pero por lugares más placenteros: Pinto-San Martín de la
Vega-Madrid. En aquel entonces no existía el carril-bici actual de San Martín a
Villaverde, así que fui por la carretera, que entonces tenía mucho menos
tráfico que ahora.
La sensación de libertad al entregar el coche y volver a
casa en bici fue espectacular. El aire me daba en la cara; escuchaba los
sonidos a mi alrededor; me sentía avispado, despierto; mis piernas se movían
arriba y abajo, activando mi corazón; iba contento de no contaminar el aire a
mi paso. Incluso estaba desplazándome de un municipio a otro de Madrid sin
necesidad de usar coche, aunque tomándome mi tiempo, eso sí. Y lo más curioso…
no sabía aún por qué, pero iba sonriendo.
Al llegar a casa me pasó algo que no olvidaré. Abrí el
portal y el vehículo que me había transportado hasta allí (la bicicleta)
entraba conmigo, hasta mi casa, no se quedaba ahí fuera de mi vista, expuesta a
la de todos, solitario durante varias horas o días; no ocupaba el espacio
público que había usado yo de niño para jugar (eso ocurría en la calzada de las
calles, aunque parezca increíble para una persona que no haya vivido aquéllo) y
que ahora habían secuestrado los vehículos motorizados circulantes y aparcados.
Estaba entrando en mi casa y todas mis pertenencias estaban allí dentro. Nada
se quedaba fuera.
Esa noche, mientras cenábamos, se escuchó un ruido en la
calle de cristales rotos. Mi reacción fue la de dirigirme rápidamente a la
ventana, abrirla y mirar hacia fuera, a ver si me estaban robando el coche. Al
mirar hacia abajo caí en la cuenta de que ¡ya no tenía coche! Así que no podía
ser mío el que supuestamente estaban robando. Resultaron ser sólo unos chavales
que se ¿divertían? rompiendo una botella en el suelo hasta dejarla en la mínima
expresión. Eran este tipo de ruidos los que me habían tenido en vilo durante
años sabiendo que el coche estaba ahí fuera, tres pisos por debajo de mi
ventana. Eso ya no iba a suceder de nuevo.
Sin coche ¿me cambió
la vida?
Una vez sin coche, empecé a darme cuenta de que incluso
algunos de los futuros alquileres de coche que había considerado
imprescindibles, no lo eran, pasando en aquel tiempo incluso años sin alquilar
ninguno. ¡Había conseguido desengancharme del uso del coche, sin terapia y sin
pastillas! Y desde luego el ahorro había pasado a ser mucho mayor a su división
entre cinco, como había previsto en un principio. Además me había ahorrado muchos
de los quebraderos de cabeza que el coche lleva asociados.
Mientras tuve coche lo usaba para trayectos que no eran
imprescindibles, pero me salían los resabidos pensamientos que casi todos los propietarios
de coches tienen: “ya que lo tengo, lo uso”,
“hay que moverlo, que si no la batería se descarga”, “el coche, de no
usarlo, se estropea”…
Igual que aquel mi coche, millones de coches están durante
horas (el 97% del tiempo según “Las
cuentas ecológicas del transporte”) parados en la calle ocupando un
espacio que debía ser de un uso estancial para la ciudadanía. Por lo tanto, lo
interesante sería reducir el número de propietarios de coches.
Pero se nos lleva vendiendo durante años el coche particular
como algo no sólo necesario, sino imprescindible. Algunas vías de comunicación
están sólo pensadas para ir en coche, ni andando ni en bicicleta, por lo que
esa sensación de necesidad de tener un coche se acrecienta.
Ante todo eso, solo nos queda decir NO, es decir, seguir
negándonos a entrar en la dinámica de “lo que hay que hacer”, que es usar el
coche para todo, incluso para lo que no es necesario. La máxima expresión de
esta negación es no tener coche, la negación absoluta, postura contestada
desgraciadamente incluso por parte de algunas personas del colectivo ciclista,
que mira con simpatía a la bicicleta, pero no están dispuestos a prescindir de
su coche en propiedad.
¿La OCDE recomendó
reducir el número de propietarios de coches?
En 2003, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) publicó un informe muy interesante llamado “Líneas
a seguir hacia un transporte medioambientalmente sostenible”.
En un ejercicio de honestidad afirmaban en el informe que
las “medidas suaves” como la desincentivación del uso del coche, promoción del
transporte público, espacios para ciclistas y peatones, etc., son incapaces de
parar el incremento del dominio del coche y sus problemas derivados (calidad
del aire, seguridad vial, congestión, usurpación de espacio público, etc.). Es
por ello que la OCDE decía (repito, hace 16 años, en pleno crecimiento
económico desmesurado) que era deseable una reducción del número de propietarios de automóviles, cosa que desde
luego no sólo no escuchó ninguno de los entonces países miembros de la OCDE
(entre los que se encontraba España), sino que el aumento de propietarios de
vehículos motorizados no ha dejado de crecer desde entonces y el espacio para
el tráfico de los coches le ha seguido a la zaga con más y más infraestructura
específicamente dedicada, lo que ha supuesto un coste social y medioambiental
enorme.
De este informe no hubo titulares, no salió en los debates
públicos o privados. Hubo un hermetismo absoluto. Y sólo gracias a que la
European Cyclists’ Federation lo publicó en uno de sus prestigiosos “Bycicle
research report”, llegó a nuestras manos y hoy es posible aún leerlo, para vergüenza
de los gobernantes de aquel momento que hicieron caso omiso a esas
recomendaciones que tanta razón tenían.
La
contundencia de aquel informe se puede resumir en una de sus frases: “La experiencia muestra que hay
un enlace directo entre pertenencia de coche y su uso, por ello hay que acabar
con la dependencia económica y la imagen de desarrollo social que el coche
conlleva."
Sí,
yo también quedé en su día muy sorprendido de que la OCDE admitiera esto. A
veces pasa que se escapan verdades como éstas en organismos de este tipo. Aunque
son debidamente acalladas cuando llega a oídos de los que mueven los hilos del
sistema. Y eso es lo que acabó pasando.
CONCLUSIÓN
Ahora, por fortuna, incluso salen artículos
como éste, en el que, (¡albricias!) se empieza a poner en entredicho
la idoneidad del coche en propiedad.
Cuando vendí mi coche en 1991 y pensé que había alternativas
(como el alquiler), no existían el car-sharing, ni el car-pooling, ni las
bicicletas públicas, ni muchas otras de las alternativas actuales. Los
alquileres de coches para viajes fuera de mi ciudad eran farragosos y caros en
comparación a lo que existe ahora, con precios y ofertas muy populares.
Sin entrar en las situaciones particulares de cada mortal,
con las actuales condiciones para moverse en ciudad en medios alternativos al
vehículo privado a motor, y la sencillez para compartir coche o alquilarlo en trayectos
más largos, no sería tan atrevido tomar una decisión como la que yo tomé hace
27 años. ¿A qué estás esperando?
29 comentarios:
Hola Juan, buena reflexión. Yo llevo ya desde el 2010 si coche en propiedad. Nunca he alquilado uno. Me muevo en bici y transporte público y de vez en cuando cojo algún autobús o tren de larga distancia. Solo en contadas ocasiones he echado en falta el coche pero, por lo general, no me ha supuesto un drama sino más bien un beneficio en varios aspectos, incluido el económico.
Claro que sí Luisón. Gracias por comentarlo.
Gracias Juan. He experimentado casi lo mismo, palabra por palabra.
Hace 4 años que ya no soy propietario de ningún vehículo motorizado y pienso que estoy más feliz así. Mi experiencia es similar a la de Juan.
Y seguro que no somos los únicos. Juanfe y sustainable.
Otra cosa que os habrá pasado (a mí me sigue pasando) es que hay una presión enorme para los que no tenemos coche, pero tenemos carné, para que nos compremos uno.
Yo deje de tener coche en propiedad hace unos 12 años.Lo alquilo unas pocas veces al año y por el tiempo que necesito, unas horas o unos dias.Me muevo andando, en bici , en metro y en moto dependiendo de las distancias y las prisas.Estoy deseando que haya una red de carriles bici para prescindir de la moto que tengo claro que será el último vehículo de combustión que tendré en propiedad.
Gracias por el comentario. Es alentador leer que algo así esté ocurriendo.
Yo todavía soy propietario de dos de esos carros y en efecto, tengo que sacarlos alguna vez para que no se queden sin batería. Pero en mi casa nos movemos con la bici el 95 % de las veces y eso que vivimos en una zona donde el transporte publico es muy deficiente. Pero fantásticas tus reflexiones. Y valiente actitud que admiro tanto como tú activismo.
Mi caso es algo distinto. Tampoco tengo coche, pero es que nunca he tenido uno. En realidad no tengo siquiera permiso de conducir. Fue una decisión consciente tomada hace muchos años, que me permitió descubrir lo bien que se anda en bicicleta, llegar antes o a lugares donde en coche no habría podido, ahorrar dinero para tener una casa en propiedad, mantenerme en forma y aportar un granito de arena para mejorar el ambiente urbano... y global. No obstante, me parece todavía más admirable la decisión que tomasteis los que teníais coche y conseguísteis dejarlo. El coche es adictivo, y hay que tener voluntad y lucidez para poder tomar esa decisión. Felicidades Juan por este artículo, que me gustaría ver publicado en un medio de comunicación de mayor audiencia. Creo que tiene esta vocación, y quizá alguno se atreva...
Hola Juan
Hay un excelente libro, Un Mundo sin Coche, de Dennis Kingsley, John Hurry, 2011, en el que argumentan un futuro sin propiedad sobre los coches, sino sobre su uso. Es decir, el sistema avanzaría hacia una propiedad siempre de los fabricantes, quienes venden el derecho a usarlos, finalizada la vida útil, la responsabilidad seria del fabricante. Esto estimularía una baja de la obsolesencia programada y una mejor compatibilidad de piezas para reutilizarlas, junto a un uso compartido más eficiente.
Hola Juan, me siento bastante identificado con tu artículo. Tengo 41 años y jamás he tenido coche en propiedad, no porque no pueda permitírmelo, sino porque en su momento, cuando empecé a trabajar y me planteé la compra de uno, me dí cuenta de que en realidad no lo necesitaba para nada: vivía en una ciudad de tamaño mediano del área metropolitana de Barcelona. Dentro de mi propia ciudad me podía mover con facilidad y rapidez a todas partes andando o en autobús, a Barcelona y otras poblaciones del área había buena conexión con transporte pùblico. El coche no me ofrecía ninguna ventaja en el uso diario y si muchas preocupaciones aparte de un gasto continuo. Después de muchos años y haber vivido en muchos sitios distintos (Barcelona, Madrid, Inglaterra, Escocia, Francia) sigo igual y dudo que jamás lo compre. Cuando necesito un coche lo alquilo, o cojo un taxi puntualmente. Desde hace unos años además uso la bici habitualmente para ir a trabajar.
Es cierto que en algunas situaciones es necesario tenerlo, si vives en un pueblo pequeño no hay otra opción para moverte fuera de él, algunos profesionales también lo necesitan (porque tienen que moverse de un sitio a otro durante su jornada laboral, porque han de llevar grandes cargas ...). Pero mucha gente que vive en grandes y medianas urbes no lo necesita, y aún así lo que veo en mi entorno donde vivo es gente que se piensa que sin coche no se puede vivir aunque soy prueba de que si que se puede e incluso mejor. No es de extrañar porque desde nuestra niñez vivimos en un entorno que nos mete en la cabeza de que un adulto debe tener coche, porque es lo que hemos visto de toda la vida, y poca gente se plantea realmente si lo necesita o no, se compra casi de manera automática en cuanto se tienen unos mínimos ingresos.
Da gusto leeros como habéis superado la droga coche, y ahora sois más felices, y mucho más ricos; y no solo en lo económico.
Como casi todos vosotros también un día tuve que tomar la decisión de vender el coche, y probar a vivir sin el, que parecía imposible.
Ya usaba entonces la Bici para ir al trabajo, y algun trayecto más. Allá por 1.999.
Descubrí cada día como perdía la dependencia del coche, y crecía en Libertad.
Hoy cuando alquilo un coche por auténtica necesidad, suele ser 2, ó 3 veces al año, al devolverlo; siento de nuevo la Libertad que supone, no depender TODO EL DÍA de esa máquina infernal.
También quiero correr la voz de que existe en internet un seguro personal que protege al alquilar coche, y apenás supone algo más de 60 € al año. Cubriendo las fianzas que piden las compañias en el caso de un siniestro.
Gracias Juán por volver, y como siempre plantearnos un tema tan actual, y futurible. No nos dejes de escribir, sabes que nos gusta aprender de tu experiencia, y compartir la nuestra; mucha salud a Todos, y mejor pedalada ...
Me parece un muy interesante artículo, y comulgo 100% con el si se vive en una urbe. En el medio rural es imposible, si creyera que fuera posible regalaría ahora mismo mi coche (tampoco es que sea una joya), no hay apenas transporte publico, ni servicios de ningún tipo. Imposible.
Indudablemente hay casos, como decía al final del propio artículo, en los que no entro porque son de muy diversa índole, en el que el coche es necesario, con el actual sistema que tenemos montado. En esos casos lo único que se puede pedir es el uso racional. Estaréis todos hartos de ver como en un pueblo la gente coge el coche para hacer 400 metros al bar.
Dani Eritja, amigo, tu tuviste claro el tema desde el principio. Algunos estuvimos despistados durante un tiempo, pero por suerte nos acabamos dando cuenta de lo que estábamos haciendo mal.
En cuanto a lo de que esto salga en un medio de comunicación más amplio, ya lo dudo, porque la mayor parte de esos medios de comunicación se nutren del capital que les provee los anuncios de ventas de coches, incompatible con este artículo. Es lo bueno de los blog que no nos hemos vendido al mercado poniendo propaganda (y ofertas he tenido a montones), que podemos expresar lo que pensamos sin miedo a que los anunciantes nos hagan boicot de retirar sus anuncios.
Otto, gracias por la referencia. Lo que cuentas es un poco lo que está pasando con los coches de uso público que se están plantando en Madrid y otras ciudades. Son útiles como elemento desincentivador de la posesión propia del coche, así como que se están moviendo más tiempo (con distintos usuarios), por lo que se ocupa menos espacio-tiempo de aparcamiento. Pero tendrían aún muchos de los vicios y problemas de los coches actuales. Eso da para otro artículo.
Gracias a todos por vuestras aportaciones. Muy interesantes todas.
Guss, esa sensación de dejar el coche de alquiler cuando lo devuelves y allá te las veas, es también muy potente, cierto.
Formidable!!! Muchas gracias por este artículo tan interesante y motivador. Puedo adelantarte que no se cuando lo lograré pero estoy en el camino. Un saludo sobre dos ruedas analógicas y sin motor alguno.
¡Bravo Joseph!
Como decía Desmond Morris (http://www.desmond-morris.com/) somos monos/as desnudos/as y desde el principio de los tiempos hemos tenido la necesidad de crear y usar herramientas, bien un hueso o piedra unido a una rama para matar o arar la tierra hasta llegar a un smartphone para realizar transacciones económicas o...manipular información, o un joystick para manipular un drone y bombardear una población o usarlo para una operación quirúrgica.
Desgraciadamente el mono desnudo utiliza un tipo de herramienta para desplazarse que necesita -¡¡oh craso error! y más con el más de un siglo que ha pasado desde la creación del motor de combustión-!, combustibles fósiles para mover el motor que impulsa la herramienta que desplaza al mono desnudo o mona desnuda.
Eso si la herramienta tiene que ser poderosa para marcar territorio y que denote poder, bien por caballos de potencia, bien por volumen.
La paradoja que se da como dice John Gray es que este mono desnudo tiene actualmente un poder tecnológico tremendo en sus manos y su cerebro todavía es de primate.
Ojalá llegue el dia que esas herramientas que necesita el mono/a desnudo/a para desplazarse y desplazar productos, materias primas, etc, de los cuales todos/as nos beneficiamos por tierra, mar y aire sean propulsadas por luz.
Y, que levante el pedal quien de una manera u otra, directa o indirectamente en su vida laboral, social, etc, no haya hecho, haga, uso de los combustibles fósiles.
En este mundo que nos hemos creado actualmente es impensable cortar la dependencia de los combustibles fósiles, el sistema colapsaria.
Hola Juan!
Nunca he tenido un coche y leyendo tu artículo casi echo de menos no haber sido un orgulloso propietario de un trasto de esos para experimentar las sensaciones de liberación que tan bien relatas en tu post. ¡Gran artículo!
Lo has expuesto muy bien, Karl. El problema es la dependencia. En el artículo no se persigue la desaparición de toda la tecnología, ni de los coches. Se aboga por el uso racional de los recursos, entre los que está el espacio en las ciudades, que se ocupa por coches parados un 97% de su vida útil, cuando con otros métodos de alquiler, car-sharing y car-pooling sólo estaríamos montados en los vehículos el tiempo que los usamos. Y esto para quien pueda hacerlo, que hay quien no puede, como bien dices, porque el engranaje actual del sistema no se lo permite. Pero algunos si pueden, como se está demostrando. Hay que dar el paso y cambiar ese chip que nos han incrustado en el cerebro.
Gracias CR. Sí, esa sensación te la has perdido, pero sin embargo te envidio por haber sido tan consciente desde siempre.
Eso sin dejar de lado la variable de la libre elección de dichos monos desnudos a elegir poseer o no, una herramienta.
Si alguien necesita, por ejemplo, un taladro para hacer un agujero en la pared puede optar si vive en comunidad por pedírselo al vecino, alquilarlo o, ir a la tienda y comprarlo. Qué sucede en un sistema basado en la producción de objetos, basado en oferta y demanda, en una dinámica de mercado...pues que 1.10 elevado a 100000, por ejemplo, de monos y monas desnudos/as optan por poseer coches o taladros, o ropa. Y más reduciendo los costes de fabricación y venta (ahora cualquier mequetrefe con acné puede hacerse con un coche por menos de 100 euros al mes).
El infinito engreimiento de creerse seres superiores a el resto de seres vivos que pueblan el planeta Tierra ( herencia judeocristiana) hace que dichos monos desnudos, necios como ellos solos no piensen en nada más que en su necia vanidad y narcisismo con una mezcla de poder y orgullo por poseer sea lo que sea,... menos inteligencia ( echese un vistazo general).
Así que volviendo al tema principal que planteas en tu articulo: ¿Merece la pena tener un coche en propiedad?,… la respuesta, vista con cierta distancia y perspectiva, desde mi humilde opinión, es que sea en propiedad o alquilado por horas o días no resolvemos el problema principal.
El problema principal no va a ser resuelto, en tanto en cuanto los cambios, como humanidad, nos cuestan. Pero para llevar a cabo un cambio más radical tenemos que comenzar por cambios más sutiles y ponderados que nos ayuden a comprender que otro modelo es posible.
Sigo pensando, que en esa transición podemos ganar. Si 20 personas se deshacen de su coche y usan (esas 20 personas) el mismo coche de alquiler por horas o días, implicará que en la calle en la que vivo se podrá eliminar una de las filas de coches aparcados, pudiendo así ampliar las aceras que son actualmente de apenas 50 centímetros (se redujeron en los años ochenta para hacer espacio al aparcamiento del creciente uso del coche).
Loable pensamiento y digno de aplaudir; yo soy “quizá” un pelín más escéptico.
No es cuestión desde luego de referirse a toda la humanidad, tarea ardua donde las haya,… intentar mover algo de esa masa abstracta es quijotesco; si sólo vemos las ciudades occidentales de países con economías más o menos boyantes y, con ciertas seguridades jurídicas, sociales, etc, veremos que aún así los esquemas consumistas siguen y siguen perpetuándose en un eterno bucle.
Otra situación se daría si; por ejemplo, los combustibles estuvieran en su justo precio, pues, como dijo el gran Antonio Machado: “Sólo el necio confunde valor y precio”. Los combustibles que mueven el motor que hace desplazar la herramienta en la que se mueven los monitos y monitas, si estuvieran a 200 euros el litro seguramente algo cambiaría, pues ahora mismo la energía es demasiado barata para el coste que tiene en la salud de nuestro planeta y en nosotros mismos y en las ciudades que habitamos y creamos.
Bajando a la tierra y tocando suelo, sólo hay que ver la cobardía del consistorio para implementar los protocolos de contaminación, no han movido ni un dedo en restringir realmente el trafico de una ciudad que no ve la lluvia desde el año pasado, - eso como solución exógena a los políticos-, claro, pues dejar la solución de la alta contaminación al mandato divino o, a la danza de la lluvia es de juzgado de guardia. Y, dejar al libre mercado de plataformas de movilidad, donde incluso con subvenciones públicas ganan empresarios privados no me parece muy ético, ni muy sostenible,… que como dices tú se reducirían espacios para la chatarra, a lo mejor, pero tengo para mí que no seria así.
Sólo se dejaría de poseer coches cuando esos coches fueran impagables por su alto precio (eso no es así, actualmente) y los combustibles con los que se abastecen también fueran impagables, (tampoco es así).
Como diría aquel :“ La función tiene que continuar, con estos actores o con otros, pero, que siga la música”.
Acabo de descubrir este blog por la asociación pedalibre y cada artículo me fascina.
¡Cuánta sensación parecida percibí cuando el mío se estropeó con un arreglo caro para lo que mi bolsillo
estaba dispuesto a pagar!
Ahora sólo nos queda que todos los miembros de nuestra unidad familiar puedan viajar con nosotros en buses, trenes de larga distancia... A mí se me hace muy difícil poder ir fuera de la Comunidad de Madrid con mi perra por esta razón. Y sé de buena mano que otras personas en mi misma situación no rehúsan de comprarse otro vehículo precisamente por esta causa.
Os dejo un enlace de change.org que quizás no llegue a dar sus merecidos frutos, pero que al menos sirva para que a los responsables de gestionar estas demandas se les caiga la cara de vergüenza al dejar pasar tal demanda social.
Un saludo, espero leer más entradas.
https://www.change.org/p/renfe-deja-que-pasemos-las-vacaciones-con-nuestros-perros-perrosaltren
Gracias Patri.
En efecto, necesitamos facilidades en el resto de medios de transporte para poder quitarnos la dependencia del automóvil.
Firmada la petición de change.org
¡Gracias a ti Juan!
Qué de entradas tan interesantes tienes.
Un saludo :)
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