lunes, 30 de enero de 2012

La apuesta por la bicicleta sale rentable

Recientemente se ha conocido la noticia de que las empresas francesas podrán financiar a sus trabajadores que vayan en bicicleta al trabajo, recibiendo por ello ayudas fiscales. Ver noticia

Esto que a algunos sonará como ciencia ficción en países como España, sin embargo pienso que puede que no esté tan lejos. La tozuda realidad tiene que acabar poniendo en su sitio a la bicicleta, aunque sólo sea por comparación con los que, por otro lado, utilizan para moverse por las ciudades (sin serles imprescindible en muchos casos) un sistema tan ineficaz como el automóvil privado, que pesa una tonelada para llevar a una persona de 50-90 kilos y encima nos envenena el aire de todos, ocupa un espacio exagerado del que no andamos sobrados en las ciudades y ocasiona ruido y accidentes más que serios. 

Por eso no me parece sorprendente que en algunos países ya sean conscientes de esta realidad y apuesten por la bicicleta. Francia no es la primera ni será la última. Además de algunos ya clásicos países pro-bicicletas del centro y norte de Europa, Irlanda se apuntó a esta corriente en 2009 también y no tengo noticias de que hayan dejado de hacerlo.

Estas empresas francesas que financien a sus trabajadores por desplazarse en bicicleta al trabajo, además conseguirán (puede que algunas ni lo sepan, pero lo conseguirán) trabajadores más sanos, con menos enfermedades, con menos absentismo laboral, más dinámicos y contentos en su jornada laboral. En fin, eso que toda empresa busca en un trabajador modélico. 

El Estado francés ya tiene claro que la gente que pedalea ahorra al país mucho dinero, principalmente en materia de sanidad, cifrando este ahorro en 5.600 millones de euros anuales. Los responsables franceses aseguran que su plan ciclista estatal cuesta el mismo importe que, por ejemplo, sólo tres kilómetros de autopista. Apostar por la bicicleta es muy rentable.

Además de la financiación de los desplazamientos urbanos en bici, el gobierno francés pretende mejorar algunos aspectos de la normativa estatal de movilidad, favoreciendo a los ciclistas, como el permitir a estos girar a la derecha con un semáforo en rojo bajo determinadas condiciones, lo mismo que ConBici lleva pidiendo en los dos últimos años para la normativa de tráfico española. 

También se contempla en Francia un cambio en temas de Edificación, reservando un espacio de 15 metros cuadrados para aparcar bicicletas por cada diez viviendas. Desde hace un tiempo tanto ConBici como otros colectivos venimos pidiendo también un cambio en el español Código Técnico de Edificación, encontrando hasta el momento buenos propósitos junto a un buen número de trabas en apariencia insalvables. Pero no nos damos por vencidos. Nos negamos a pensar que este país tiene que ser menos que el país vecino sólo porque nos separen los Pirineos y unas mentalidades ancladas en modelos de ineficiencia energética.

Asimismo se pondrá en el país galo un sistema de marcaje preventivo contra el robo. En España se va a comenzar pronto una experiencia piloto y esperemos que siga adelante en el resto del país. Ahí puede que vayamos al menos a rebufo de los franceses.

Seguro que en Francia, pese a todo, aún queda mucho por hacer, pero podríamos decir que allí a los ciclistas ya les comienza a dar el aire a favor, y pedalean y avanzan viento en popa. Sin embargo, en España, pese a que el viento nos es favorable (condiciones climáticas generosas, necesidad de impulsar el ejercicio físico por tasas inasumibles de obesidad, la mayor parte de ciudades de urbanismo denso, etc.), estamos aún sin rumbo. Como decía Séneca: ningún viento es favorable si uno no sabe a donde se dirige.