miércoles, 23 de mayo de 2012

Estampas típicas de Holanda que, todavía, no son habituales en España


Centro de Haarlem (capital de la provincia Noord Holland)


 Holanda es un país conocido por su masivo uso de la bicicleta. No en vano se vanagloria de ser el "país de las bicicletas". Cuando en los años setenta y ochenta la mayor parte de los países abandonaron este hábito de usar la bicicleta para los desplazamientos cotidianos, en Holanda siguieron en mayor o menor medida con él y pasaron a ser la vanguardia del movimiento mundial que más adelante iría llenando el mundo de este vehículo tan imprescindible en el desarrollo urbano de las ciudades que se quieren considerar amables con las personas.

Hoy me limito a mostrar unas cuantas imágenes que me pasó mi amiga Carolina Helmstrijd. Quien sabe, quizás sea lo que veamos en unos años en algunas de nuestras ciudades cuando el uso de las bicicletas siga creciendo de esta imparable manera.



Iglesia Mayor San Bavo, en Haarlem. Tanto Bach, como Händel tocaron el órgano aquí.
El aparcabicis de la iglesia está a reventar en horas de culto.
Por el momento no me imagino yo en España a la gente yendo en bici a misa, pero todo se andará.



Lluvia, nieve, frío... da igual. La bicicleta es un medio de transporte todoterreno (Haarlem)



Adolescentes camino al instituto, entre Haarlem e Ijmuiden.
Los chavales no necesitan un sistema de camino escolar que les traiga y les lleve, son autónomos y se desplazan solos o en grupo de amigos.



Macro-aparcamiento gratuito en el centro de Haarlem. También tienen taller de reparación.
En estos aparcamientos puede ser habitual tener problemas para encontrar sitio, de tan llenos que están



Un ejemplo de micro-aparcamiento intermodal, cerca de la carretera A-22, de acceso al centro de la ciudad de Haarlem. 
En una zona de paso de autobuses se ponen, pegados a la parada, pequeños grupos de aparcabicis, para mejorar el intercambio entre transportes.
En España seguramente lo pondrían alejado, en nuestro país los aparcamientos se suelen poner escondidos, con cierta vergüenza, cuando debería ser al revés.



Amsterdam. En una zona 30 los extraños son los coches.
Se pone la señal de prohibido coches como indicativo de que los ciclistas pueden ir en contrasentido.



Amsterdam ¿Quien dijo que los holandeses sólo circulan por vías ciclistas?
El movimiento cycle chic no tiene mucho sentido aquí, porque no llama la atención algo que es habitual.



Por último, estos son los padres de mi amiga Carolina, camino en bici al centro de Haarlem, con 76 años él y 70 ella cuando fue hecha esta foto, hace dos años.
Quién lo diría, aparentan mucha menos edad. La bici te mantiene en forma, feliz y dinámico. Salta a la vista. 
Cada vez que veo esta foto me entran ganas de coger la bici. ¿A vosotros no? 
Me vooooooy.

lunes, 14 de mayo de 2012

Lentitud y desproporción

Leo la siguiente carta al director en la que un ciclista barcelonés se queja de ser multado por pasarse un semáforo.

Al parecer el ciclista asegura que pasó dicho semáforo estando aún en ámbar y los guardias urbanos, que venían por la calle perpendicular y no podían ver como estaba el semáforo del ciclista, lo multaron.

Sin entrar a valorar si uno u otro tenía razón, pues eso no lo podemos saber con los datos aportados, si voy a comentar que a mi me ha pasado varias veces algo similar, sin llegar al extremo de la multa porque no había guardia urbano en ese momento. La última vez fue la semana pasada, sin ir más lejos. Lo explico:

Circulo
en una bici híbrida por una calle bastante empinada, por lo que voy irremediablemente lento. El semáforo está aún en verde cuando estoy pasando la raya (si se pone ámbar antes me hubiera parado). A continuación hay un cruce, un cruce amplio y largo, pero todo cuesta arriba. Nada más pasar mi semáforo veo que el peatón verde de los que están en perpendicular conmigo se pone en rojo, lo que indica que se les va a poner en verde a los vehículos que se van a cruzar conmigo. Ocurre que estos semáforos están pensados para vehículos motorizados que van a toda pastilla, pero yo no puedo ir más deprisa con esa cuesta arriba. Conclusión: Los coches salen del semáforo y yo aún estoy en medio del cruce “molestando” por lo que recibo una serenata de pitidos que no sirven para nada, porque no puedo quitarme de en medio. 

¿Es mi culpa? ¿Me he pasado yo algún semáforo en rojo? La respuesta en ambos casos es NO. La culpa es de una semaforización y una política de movilidad pensada sólo para ir a altas velocidades, donde se margina a los lentos, donde ser lento es sinónimo de inadecuado, cuando debería ser sinónimo de precavido, solidario, tranquilo y ausente-de-peligro.

Otro tema a repensar es la cuantía de las multas a los ciclistas. Me parece normal que se multe a un ciclista que incumpla una norma, pero en una cantidad proporcional a la capacidad del riesgo. Multar a un ciclista con 200 euros, una infracción pensada para los automóviles, es un despropósito. Para eso sí que las bicicletas son “vehículos” con todas las obligaciones. En cuanto a los derechos, sin embargo, ya no somos totalmente iguales. Pagar una multa que, en muchos casos, supone un precio mayor que lo que vale la propia bicicleta es desproporcionado. La DGT viene asegurando que en la modificación del Reglamento General de Circulación se considerara esta particularidad. Sería lo razonable.

Con la normativa actual de algunas ciudades en la mano, un coche aparcado sobre una acera, esos tan habituales en Madrid que no dejan pasar a nadie si no rodeas el coche, pagaría la misma multa que una bicicleta aparcada sobre la acera. Esto, sencillamente, no hay por donde cogerlo. Pero la normativa está ahí, es ciega e injusta. Hay quien dice que es injusta a propósito para causar mal al ciclista. Yo no creo que siquiera sea eso. Simplemente se ha ignorado, una vez más, que las bicicletas existen. Una vez más, somos invisibles, excepto cuando hay que multar, en ese momento se nos ilumina el aura y pasamos a ser vistos con todo detalle. Y si no que se lo digan a la familia Green-Garcia.