viernes, 14 de octubre de 2011

Estudio sobre accidentalidad ciclista en Bogotá


El titular de la noticia ya comienza mal, pues si está hablando de analizar los datos que provocan accidentes no tiene sentido adjudicar al casco un protagonismo en los accidentes que no tiene: "El 63 por ciento de los ciclistas no usa casco", como si el hecho de no llevar casco fuera lo que provocara el accidente, lo que es a todas luces incongruente. El accidente lo provocará un acto impropio del ciclista o de un vehículo motorizado (como el de la foto anterior, que adelanta al ciclista sin apenas dejarle distancia lateral de seguridad) u otra causa, pero el sólo hecho de llevar casco no evita el accidente en si mismo.

En el propio texto de la noticia reza, tras referirse a los muertos y heridos: "El problema radica en la falta de uso de los elementos de seguridad de los ciclistas, en vías compartidas con vehículos o ciclorrutas." Esta frase, que ya de por sí es muy aventurada, pues no se sustenta por lado alguno, ni en el estudio ni en el texto de la noticia, lo que hace es indicar que un ciclista es atropellado por un vehículo motorizado de forma casi exclusiva porque no se ha puesto los elementos de seguridad, que como habla de "ponerse" esos elementos de seguridad debe tratarse del casco, reflectantes, etc. Una vez más enfatizando la seguridad pasiva, que no evita los accidentes, en vez de la seguridad activa, que es la que de verdad puede evitar los accidentes.

Alguna vez me ha ocurrido que, en vía urbana, después de que un automovilista ha ejecutado un adelantamiento indebido al adelatarme, sin dejarme la debida distancia lateral de seguridad, al comentárselo en el siguiente semáforo en el que irremediablemente tiene que parar, me ha contestado el conductor del vehículo que lo que tengo que hacer es ponerme un casco. Es decir, tirar balones fuera para no admitir su responsabilidad en la maniobra que acaba de realizar. Al preguntarle que si me pongo el casco me va a dejar la debida distancia lateral de seguridad, se callan. Y se callan porque se dan cuenta de lo ridículo que resulta lo que ha dicho. 

Con el tratamiento de esta noticia y con el tratamiento que se le da al ciclista de forma habitual, pretendiendo cargarle toda la culpa de lo que le pase, incluso en los casos en los que no la tenga en absoluto, lo que se está es obviando la realidad de las calles: hace falta más educación y responsabilidad vial, tanto de ciclistas como del resto de componentes de la movilidad, especialmente de los más peligrosos, los que mueven toneladas de metal a unas velocidades impropias. Sólo de ese modo se conseguirá, de verdad, reducir el número de accidentes y así podremos ir en bicicleta de forma más segura.

En este tipo de noticias se agradecería que recalcaran más cuáles han sido las verdaderas causas de los accidentes. Que se aconsejara lo que tanto ciclistas como motorizados pueden hacer para solucionarlo de forma activa, responsabilizándose de sus acciones, señalizando, respetando velocidades, distancias en los adelantamientos, etc. De ese modo sí que descenderá, de verdad, la siniestralidad vial.