martes, 28 de junio de 2011

Propósito de enmienda ante peatones y ciclistas

Se acaba de publicar en amigosdelciclismo.com un artículo que he escrito sobre mi experiencia en la ciudad de Rosario (Argentina) en el mes de mayo de 2011.

Recomiendo leer dicho artículo si se quiere conocer algo (al menos mi punto de vista) de la realidad rosarina sobre la bicicleta y la movilidad.

Estuve allí en un Congreso sobre Transporte Sustentable, cambio climático y calidad del aire que se desarrollo en dicha ciudad organizado por el Clear Air Institute. Podéis ver todas las conferencias del Congreso Mi conferencia versó sobre las bicicletas públicas en España.

Al finalizar las intervenciones de mi mesa redonda los ponentes fuimos entrevistados por unas redactoras del periódico La Capital, el periódico más leído en la región. Pese a que mi presentación versaba sobre las bicicletas públicas, sin embargo lo que más interesaba a las redactoras fue hablar sobre la bicicleta en general, sobre los prejuicios en su contra, los problemas que se encuentran los ciclistas y, en particular, sobre el uso de la bici en Rosario, pues llamaba la atención poderosamente que yo hubiera usado la bici, como hago habitualmente, para moverme por Rosario.

Todo ello quedó reflejado en dos artículos que salieron al día siguiente en dicho periódico. Uno general sobre la bicicleta y las opiniones de los ponentes y otro más particular en el que se vertían declaraciones mías acerca de mi opinión sobre la bicicleta en Rosario.

El día que salío publicado el artículo fui a devolver la bicicleta que había alquilado, porque volvía ese día a España. Estando parado en un semáforo, un taxista que se puso a mi lado abrió la ventanilla y afirmó eufórico: "¡Vos sos el de La Capital!" Haciendo referencia a la foto de mi persona que en este medio impreso aparecía en la página 3. Le dije que sí con la cabeza, sonriendo. Imagino que no era muy normal ver a alguien vestido como yo sobre una bici por ese barrio del sur de la ciudad, un barrio humilde, y por eso me reconoció como el europeo de la foto. A continuación el taxista me dijo que estaba de acuerdo con mis declaraciones, a lo que le contesté que entonces ya sabía lo que tenía que hacer, parar en los pasos de peatones cuando hay un peatón intentando cruzar (cosa que raramente se hace). Ante este comentario el taxista me señaló con el dedo como admitiendo que le había pillado y sonrió y cabeceó afirmativamente en lo que parecían propósitos de futura buena conducta.

Con que sólo este taxista se pensara seriamente intentar conducir de una manera prudente y respetuosa ante los modos de transporte no motorizados, ya habría merecido la pena este viaje.

En cualquier caso me resulta tan peculiar como todo el mundo suele estar de acuerdo en cuáles son las pautas de comportamiento en el tráfico, pero luego no son muchos los que las cumplen a rajatabla.

jueves, 16 de junio de 2011

El tiempo, la bicicleta y el cicloturismo


Artículo original publicado en la extinta revista Sin Prisas, editada por ConBici.
Autor: el mismo de este blog.

¿Quién no ha condicionado alguna vez una excursión en bicicleta a la previsión meteorológica? ¿Cuántas veces la previsión de los medios de comunicación nos ha fallado y, al levantarnos, hemos comprobado que hacía un día precioso y ya era demasiado tarde? Dichas previsiones, si bien son bastante fidedignas, sin embargo son muy generalizadas y están sometidas a lógicos errores por cambios locales repentinos del clima. Más de una vez nos ha ocurrido llegar a calados a un pueblo totalmente seco donde los lugareños te comentan haber visto la tormenta por donde tu venías, pero te aseguran que allí no ha caído ni gota.

No parece lógico vivir de espaldas al conocimiento del clima practicando una actividad tan integrada en el medio como es el cicloturismo.

Por todo ello, interpretar los mensajes que la naturaleza nos da (dejando un poco aparte, por cuestiones de espacio, los aspectos más técnicos de la meteorología y centrándonos principalmente en los más dinámicos de la sabiduría popular), además de ser entretenido, puede sernos muy beneficioso. Ni que decir tiene que esto no asegura una efectividad del cien por cien, pero, con el paso del tiempo, veremos como llegamos a acertar en un alto porcentaje de ocasiones.

Previsiones a largo plazo

Este tipo de previsiones nos sirven para tomar una decisión sobre una próxima excursión de un día o de fin de semana, o quizás cambiar planes dentro de una ruta larga por la posible aparición de nieve, etc.

Lo primero que nos viene a la cabeza en este caso es consultar en Internet, ver la televisión, escuchar la radio, etc. Como norma general, y aunque tienen mala fama, lo cierto es que suelen estar bastante acertados pues cuentan con medios tecnológicos suficientes. Si no nos fiamos totalmente, podemos recurrir a una mezcla de lo que te dicen ellos más la observación particular en tu ciudad o región de las nubes y otras particularidades que iremos viendo.

Existen también un cierto tipo de previsiones a año vista como son el Calendario Zaragozano que te habla a nivel nacional de las condiciones generales del tiempo por meses. Otro de estos sistemas (más regional) son las Cabañuelas extremeñas, que, partiendo de los distintos días del mes de Agosto, sus vientos, temperaturas, tormentas, condicionan la previsión local para todos los meses del año siguiente. Muchos agricultores condicionan sus cultivos a los mensajes de las Cabañuelas desde hace mucho tiempo. ¿Funcionarán también con el cambio climático?

Previsiones a corto y medio plazo

Imaginemos estar en un sitio ya de por si bonito, con techo (por ejemplo, un refugio) y deducimos por la información que la madre naturaleza nos da, que va a sacudir agua durante unas cuantas horas. Quizás entonces prefiramos pasear (debidamente chubasquerizados) bajo la lluvia, en vez de tener unas aciagas horas para nosotros, nuestra seguridad y nuestras bicis. Si, ya sé que pedalear bajo la lluvia también tiene su encanto, pero se trata de que esto, como lo del casco, sea una decisión personal.

El viento

A la vez que es útil saber o imaginarse de donde viene el viento para decidir que dirección tomar, una de las primeras cosas que hay que hacer para una previsión inmediata del tiempo es averiguar la dirección que este sigue. Para ello (si no vemos una veleta) nos fijaremos en banderas o en las ramas de los árboles. Si no hubiera, podemos dejar colgando una prenda o dejar caer polvo o hierba. También mojando un dedo y levantándolo, le haremos más sensible a sentir por donde nos viene el aire.

Lo más habitual, en España es que el aire vaya de oeste a este, pero esto es una generalidad de la que no te puedes siempre fiar. Hay, además, otras excepciones, entre ellas.

1- En las costas, también como norma general, el aire viene del mar, no importa la situación de dicha costa. Tened en cuenta que dicha dirección del viento probablemente cambiará al abandonar la costa, al cruzar una colina o una montaña, tierra adentro.

2- En algunas regiones norteñas, el viento puede venir de norte a sur, como es el caso de La Tramontana, en Cataluña.

3- El viento puede tomar en ocasiones otras direcciones condicionadas por accidentes geográficos como montañas, valles de los ríos, posición de las borrascas, etc.

Hechas estas salvedades, aquí tenéis algunas directrices válidas.

- Por la mañana, en el verano, el viento puede venir "solano", es decir, del este, por donde sale el sol, indicándonos mucho calor para el resto del día.

- Unos cambios bruscos de dirección del viento nos avisan de una inmediata inestabilidad atmosférica.

- Un viento del norte allá donde no es frecuente nos habla de frío seco de inmediato, pero poca probabilidad de lluvia.

- El viento del suroeste trae ambiente más templado y posibilidad de lluvia.

- Un aire del sur, por consiguiente nos anuncia temperaturas bastante más cálidas, pero si este aire se produce por el verano, nos puede estar anunciando una tormenta.


Las nubes

Conocer e interpretar las nubes nos puede ayudar a predecir el tiempo. Sería muy largo explicar todos y cada uno de los tipos de nubes, Explicamos solo los más relevantes:

Los cirros son nubes altas y en mechones, de aspecto plumoso, formadas enteramente por cristales de hielo. Su grado de transparencia depende de la separación de estos hielos. Por lo general denotan buen tiempo, mientras no se espesen (no se unan muchos los cristales) y desciendan. En regiones frías, si se empiezan a multiplicar esta nubes a ojos vistas mientras sopla de continuo un aire del norte, es signo de una próxima ventisca.

Los cirroestratos son los que crean halos en la luna y el sol. Por lo general cubren el cielo en poco tiempo. Si salen después de los cirros, lloverá en el intervalo de 24 horas.

Los cúmulos, esas nubes blancas y ondulantes, tan familiares, anuncian en general buen tiempo, mejor cuanto menor sea su tamaño. Sin embargo, cuando empiezan a estructurase verticalmente (se hacen más altos) se convierten en cumulonimbos. Entonces caerá una tormenta. Si además vienen hacia nosotros en forma de yunque, esperemos una tempestad.

Los estratos son nubes de aspecto neblinoso. Estas nubes, que en ocasiones son simplemente niebla levantada del suelo, cubren las laderas e invaden los valles y terrenos pantanosos en los terrenos montañosos.

Los nimbos son similares a los estratos, algo más oscuros y compactos, de color gris, y traen generalmente lluvia fina.

Por último, los cirrocúmulos son esas especies de copos de algodón dispuestos en bandas o superficies rizosas. Si el aire es componente oeste, tendremos una precipitación en las próximas 12 ó 15 horas.

Presión atmosférica

Es la fuerza ejercida por la atmósfera, a causa de su peso. Se mide en milibares. Disminuye su valor al subir de altura. Por lo tanto hablaremos de una presión atmosférica más baja (un valor menor), cuanta mayor altura ascendamos con nuestra bicicleta.

Un cambio de presión cuando no estamos cambiando de altura obedece a variaciones en el clima. De ahí que un barómetro, que es el aparatejo que nos dice los milibares a los que nos encontramos en un determinados momento y lugar, nos pueda ser de ayuda para valorar esos cambios.

El Barómetro

En la actualidad existen barómetros en algunos GPS y también acoplados a un reloj de pulsera, que a su vez llevan altímetro, que además de hacerlo útil por lo que hemos dicho y por lo que vamos a contar, lo hace entretenido para los viajes cicloturistas en los que hay puertos.

Cuando se circula en bicicleta no se tiene conocimiento de los milibares que soporta generalmente un terreno por el que estamos pasando, por lo que estos relojes-barómetro-altímetro podrían considerarse inoperantes al desconocer si está subiendo o bajando la presión con respecto a la generalidad del lugar. Seremos capaces de valorarlo en una estancia algo más larga, o por la mañana, si nos fijamos lo que marcaba la noche anterior e interpretamos la diferencia.

Sin embargo, la imperfección de estos cacharros puede sernos muy útiles: la altura nos la mide en proporción a un modelo milibares-presión atmosférica estándar que debe haber a esa altura, por lo que, cuando cambia esta presión, nos falsea algo el registro de la altura (a lo máximo 120-140 metros en el caso de los relojes de pulsera).

A más alto valor de la presión –mejor tiempo- menor altura nos marcará de la que debería; así como a menor valor de la presión –peor tiempo- más altura de la debida nos señalará.

Si tenemos bien regulado nuestro altímetro y llegamos a un lugar que en el mapa nos marca encontrarse a 500 metros y nos marca 560, significa que los milibares han bajado en cierta medida y que la tendencia del tiempo es a empeorar. Elementalmente, si nos marca 420 metros, es que la presión atmosférica ha subido en buena medida y va a hacer a corto plazo un tiempo excelente.

En el verano del 96, bajando el valle de Arán, observaba que, a medida que descendía el valle, el altímetro me marcaba igual o en algún momento mayor altitud. Esto me indicaba una de dos: o el barómetro estaba estropeadísimo, o la presión estaba bajando a toda velocidad. Como mi reloj es de una marca de confianza y me costó una pasta, hube de considerar la segunda opción. Rápidamente puse todos los conocimientos en práctica: dirección del viendo, nubes yendo y viniendo en todas direcciones, sensación de bochorno, ausencia de rocío en la tienda de campaña esa mañana... ¡se estaba preparando una buena!

Ese día, por primera vez en la ruta, decidí quedarme en un hostal. A las cinco de la tarde cayó la tormenta más grandiosa que jamás haya visto. A las ocho me di una vuelta por el camping: tierras corridas, tiendas ultramodernas inundadas y levantadas. Ese año, en la zona, las tormentas fueron especialmente virulentas. Nueve días más tarde, no muy lejos de allí, ocurrió la tragedia de Biescas.

Trucos de la sabiduría popular para predecir el tiempo

- Un cielo muy rojo al amanecer nos ha de hacer tomar precauciones, pues se advierte una inestabilidad. Por el contrario, un cielo limpio y rojo al atardecer nos anuncia buen tiempo para el día siguiente.

- Las bajas presiones permiten oír mejor los ruidos lejanos. Tomad conciencia de algunos sonidos lejanos que se escuchen desde vuestra casa, como pueda ser el silbido de un tren lejano que pasa cada día a cierta hora, el día que se perciba con mayor claridad te avisará de esa inestabilidad. Mis padres, que viven en un pueblo de Extremadura, saben que postura tomar con los animales y los cultivos si oyen esa tarde desde su huerto las campanas del pueblo de al lado. Y casi nunca falla.

- El humo de una hoguera será alto y largo cuando vaya a hacer bueno. Muy al contrario, se prepara una tormenta cuando dicho humo, en ausencia de viento, se disperse a poca altura; es como si la presión fuera algo físico y, al bajar, empujara al humo impidiéndole ascender.

- Si al despertarte por la mañana, cerca de los ríos, observas rocío en las plantas, es una garantía de buen tiempo. Si, por el contario, están secas, implica que puede llover.

- Las laderas de las montañas expuestas al viento siempre reciben precipitaciones más copiosas que las situadas a sotavento. Esto también se puede considerar a la hora de acampar.

- Si está todo nublado, pero algunas nubes se agarran a las montañas, puedes seguir tu ruta, no va a llover inmediatamente. Si ves que comienzan a levantarse lentamente, busca resguardo.

- Cuando el viento suena "ronco", no necesariamente fuerte pero si creando sonidos más bien graves, el tiempo se va a volver inestable.

- En tierras ricas en salitre, éste sale al exterior cuando va a hacer malo. Así ocurre en casas de una sola planta, saliendo de entre las juntas de los baldosines o piedras del suelo.

- Si veis a un lugareño labrando la tierra, preguntadle si la tierra se abre bien, si está "suelta". Si os responde afirmativamente, os anuncia un cambio a mal en los próximos días. Lógicamente si nos dice que no, os esperan unos días de buen tiempo.

Los mensajes de nuestros amigos los animales

- En la otoñada, si se observan lagartos y culebras quietos al sol, cual si se estuvieran bronceando, va a cambiar para malo. Ojo, esto sólo funciona en otoño.

- Cuando sapos y ranas salen masivamente durante el día y se colocan en lugares altos, alejados del suelo, (por ejemplo, una valla de piedra), no ha de pasar más de 24 horas para que cambie el tiempo.

- Las lombrices de tierra saliendo y paseándose por el exterior, te están diciendo que saques el chubasquero del fondo de las alforjas.

- Escucha al gallo cuando canta excesivamente a deshoras, está teniendo la amabilidad de decirte que va a empeorar el tiempo.

- Cuando los toros braman en número mayor a uno y repetidas veces es que sienten vientos fuertes.

- Cuando los pájaros, sobre todo los de tamaño más pequeño, cantan muy escandalosamente haciendo bueno, te dicen que no tires las bolsas de plástico que te dieron en la tienda, pues te puede servir para ponértelas atadas en los pies cuando comience a llover en las próximas horas.

- Nadie habrá dejado de observar como en primavera a las vacas les dan unas paranoias repentinas y salen a correr con el rabo levantado. Decimos que se han vuelto locas. Sin embargo, es una actitud normal, a menos que eso mismo ocurra en otoño, entonces lo que significa es que el tiempo va a cambiar bruscamente, sea por vientos, lluvias o bajadas bruscas de temperatura.

- Por el contrario, cuando las vacas se tumban masivamente en plena luz del día, aunque en ese momento esté soleado, nos indica lluvia casi segura más tarde. Por descontado, si todas pastan tranquilamente y ninguna se vuelve loca, vete sacando el bañador.

- Cuando los topos o las hormigas sacan al exterior más tierra de la normal, es que va a caer agua a mantas.

- Los animales en general comen más de lo acostumbrado cuando se acerca lluvia o frío intenso. Fijaros en vuestras mascotas.

- Las gaviotas vuelan en círculo cuando se acerca una tormenta.

- Las chicharras cantando casi sin intervalo entre canto y canto te anuncian mucho calor para esa jornada. A medida que pausen más su canto hará menos temperatura, son unos auténticos termómetros. En cualquier caso dejarán de sernos útiles por debajo de los 13ºC, pues por debajo de esa temperatura no oirás a una chicharra cantar.

- Los insectos y pájaros vuelan más bajo cuando la presión atmosférica es baja y se advierte humedad.

- Mientras que las abejas están más activas cuando va a hacer bueno, no lo hacen así el resto de los insectos que se ponen mucho más pesados (picándonos y molestando) cuando se anuncia inestabilidad. Cuando veas a las moscas atontadas dales las gracias: te están avisando de una tormenta o un súbito enfriamiento.

- Si las golondrinas sobrevuelan la carretera acercándose mucho al asfalto, va a llover (sabiduría popular polaca).


Muchas de las cosas comentadas aquí no funcionan fuera de la península ibérica, y viceversa: en Colombia hay una especie de escarabajos grandísimos que solo vuelan cuando va a llover; en el País de Gales un viento fuerte del norte implica que no llueve mientras esté activo, aunque esté muy nuboso, pero en cuanto pare el viento te sacude agua por todos lados.

En fin, lo ideal es preguntar a los paisanos del lugar sobre las peculiaridades de la zona. Se puede aprender mucho de la experiencia acumulada por estas gentes durante años. Además no hay mejor manera de iniciar una conversación con un lugareño que preguntando: “Buenos días ¿Cree usted que lloverá?”