Mucho se ha dicho al respecto de que Madrid no es una ciudad adecuada para la bicicleta, porque hay muchas cuestas. No es cierto. Las bicis de hoy en día llevan marchas y se puede adecuar el ritmo y el esfuerzo a la pendiente, haciendo de una subida un puro ejercicio de paciencia en el que hay que asumir que se tarda algo más pero que es algo normal, es pura física gravitatoria. En ciudades suizas como Zurich, hay unas cuestas de órdago y la gente usa la bicicleta de la forma más natural. Por lo tanto, la excusa de las cuestas no es válida para no usar la bicicleta o para no promocionar su uso.
Generalmente, aquellos que se quejan de las cuestas son los que no usan la bicicleta de forma habitual, por lo que creo que deberían probarlo, pero no un solo día. No vale con montar un día en bicicleta y pretender subirse una cuesta sin cansarse para saber cuáles son las sensaciones de ir en bici y encima, como suelen hacer los novatos en esto de la bicicleta, subir la cuesta rápido, tratando de ir a la misma velocidad que se va en el llano.
En las cuestas hay que asumir el papel de un vehículo no motorizado (y por lo tanto no contaminante) y subirla tranquilo, por debajo de tus posibilidades, sin prisas. Las prisas son cosas de los angustiados, de los motorizados, de los que piensan que hay que llegar a todos lados en el mínimo tiempo posible. La bicicleta tiene un componente más humano del desplazamiento, permitiendo tomarse las cosas a un ritmo también más humano. No hay que dejarse llevar por las prisas de los motorizados. Ir en bicicleta es otra cosa.
Pedalea y disfruta la calle, no la sufras.